Sobre la esclavitud

Ley de la abolición de la esclavitud en Cuba (1880)
Hacia la abolición del Trabajo

Sociedad del Conocimiento y Globalización (2002)

Por Ernesto García Camarero
 

Uno de los rasgos de la Sociedad del Conocimiento es su capacidad de difundir la cultura, a escala planetaria, mediante los nuevos medios de comunicación. Ahora es posible poner al alcance de todos, en cualquier parte del mundo, toda la producción literaria, científica y artística elaborada y acumulada durante siglos de historia.

Otro rasgo corresponde a la aplicación de los adelantos científicos en biología, agricultura, medicina y farmacia para alcanzar un mejor conocimiento del hombre y de su cuidado que permitiría organizar una asistencia alimentaria y médica, preventiva y asistencial, que podría abarcar a toda la población del mundo.

Sin embargo, la característica a la que se le atribuye actualmente mayor importancia, es al desarrollo de la capacidad científica y tecnológica que posibilita un crecimiento de la producción de bienes materiales nunca antes alcanzado, como ya hemos visto en la primera parte de este estudio. Las tecnologías, nuevas y viejas, han logrado como consecuencia de las llamadas primera y segunda revoluciones industriales, que el trabajo humano dedicado a la producción de bienes materiales este siendo desplazado y sustituido por máquinas y diversos dispositivos automáticos con un gran incremento de la productividad. Ahora seria técnicamente posible producir racionalmente alimentos, alojamientos, ropas, medios de transportes y de comunicaciones, etc., necesarios no solo para asegurar la supervivencia de toda la Humanidad, sino también para liberar al hombre de las penurias diarias y permitirle dedicarse a realizar tareas “intelectuales” y “espirituales”.

Esto ha inducido a pensar que el hombre se “ganará la vida” dedicándose a la producción de bienes inmateriales, especialmente a la creación científica, literaria o artística. Se ha llegado a creer que el trabajo intelectual sustituirá al trabajo mecánico, es decir, que la principal actividad humana será la producción de bienes inmateriales

Esta situación ha dado, en particular, especial relevancia a la Ciencia, y a la Tecnología obtenida como aplicación de ella. Se ha dicho que la Información es “Poder”, que el Conocimiento es “Poder”, y que la Ciencia (como conocimiento más seguro) es “Poder”. Así pues, aunque el tema de fondo de esta Segunda Parte es la influencia de la Ciencia y la Técnica en la Sociedad del Conocimiento, es importante observar las relaciones de la ciencia con el poder o, visto de otro modo, observar como se ha ido produciendo un intento de apropiación de la ciencia por parte del poder. Esta situación es la que ha hecho aparecer a la Sociedad del Conocimiento que está emergiendo, por las razones antes expuestas, como la forma que tiende a superar a la Sociedad de la Información y que hace posible el actual fenómeno de Globalización, con las grandes transformaciones sociales que aporta consigo.

La Globalización plantea una nueva situación en la que la persona puede ser liberada de su aportación de trabajo en los procesos productivos, en todos los procesos productivos salvo en el de bienes inmateriales fruto de la creatividad propia del hombre. Pero esta nueva forma de trabajo, no puede ser gestionada de la misma manera a como se ha hecho y se hace con el trabajo material, aunque así lo hayan pretendido algunos autores con la clásica teoría del desplazamiento de la mano de obra de unos sectores productivos a otros, razonando de la manera que indicamos a continuación.

Primero fue la constatación de que el trabajo agrícola solo requería una pequeña parte del trabajo que tradicionalmente se le dedicaba. Lo cual no fue del todo dramático, ya que la mano de obra desplazada fue incorporada en un sector que creció rápidamente como resultado de la primera revolución industrial. Pero conforme la industria iba siendo afectada por los procedimientos de racionalización y automatización, cada vez requería de menor participación humana produciéndose un excedente de mano de obra. En este caso los servicios, banca, comercio, seguros, administración, etc. fue el refugio de todo el personal desplazado como resultado de la llamada reconversión industrial. Pero resulta que también en este caso los procedimientos automáticos se están mostrando más eficientes y más baratos que los equivalentes servicios realizados por el hombre de forma convencional. De manera que la informática también esta invadiendo de forma irreversible este tipo de actividad humana.

De estos hechos, algunos autores infirieron que el próximo desplazamiento se hará hacia un nuevo sector, que denominan cuaternario o sector del conocimiento, en el que por su naturaleza se basa directamente en aplicar las capacidades inteligentes y creativas del hombre sobre el conocimiento antiguo para obtener nuevo conocimiento, y producir así los bienes inmateriales

Esta inferencia la apoyan en la consideración de que tanto los bienes materiales como los inmateriales tienen la misma naturaleza y, por tanto, circularan en el mercado de la misma forma y con análogo comportamiento económico. Y esto no es así.

En la Sociedad del Conocimiento lo característico será la producción de bienes inmateriales, entendidos estos como productos directos de la inteligencia y de la creatividad humana, tanto artística, como científica. Las ideas y los pensamientos son creaciones del hombre que, al ser comunicables se convierten en bienes inmateriales, que para su circulación necesitan de una codificación y de un soporte material adecuado. Estos soportes toman diferentes formas en momentos históricos distintos y evolucionan al compás de las tecnologías de los bienes materiales. Las técnicas sucesivas fueron facilitando su almacenamiento y difusión, (primero, fue la escritura la que permitía almacenar y distribuir los bienes inmateriales), con las restricciones que imponían las técnicas de cada momento. Ahora, gracias a la informática, se han eliminado muchas de esas restricciones ya que se puede almacenar toda la información relevante y distribuirla a “la carta” mediante un número de copias prácticamente ilimitado, y con coste casi nulo, utilizando las nuevas tecnologías de la información (repositorios y redes de comunicación).

Por otra parte, pese al espectacular desarrollo de la tecnología que permite pensar en nuevas formas de producción, de distribución y de intercambio, no solo de bienes materiales sino también inmateriales y culturales, que sean beneficiosos para toda la población de la Tierra, el sistema de ideas y practicas que fundamenta la actual forma neoliberal de organizar las relaciones sociales y económicas y de orientar el desarrollo científico y tecnológico, no solo es un obstáculo insalvable para que los avances en ciencia y tecnología redunden en beneficio de todos los seres humanos, sino que además puede provocar grandes catástrofes sociales y ecológicas.

La Sociedad del Conocimiento se caracteriza, entre otros rasgos, por su gran capacidad de difusión de la cultura a través de los nuevos medios de comunicación. Esto hace posible poner al alcance de todos, en cualquier parte del mundo, toda la producción literaria, científica y artística elaborada hasta ahora y acumulada durante siglos de historia, así como incorporar las diversas culturas del mundo al acervo común. Sin embargo, la inmensa mayoría tiene dificultades insalvables para acceder a las diversas manifestaciones culturales o beneficiarse de los últimos adelantos científicos y tecnológicos, mientras que pequeños grupos monopolizan la información protegida por patentes, copyrights y otras leyes abusivas, con lo que se impide un mayor crecimiento del conocimiento.

Así pues, mientras sigamos empeñados en considerar a los productos inmateriales como si de productos materiales se tratasen, continuaremos considerando a la nueva sociedad como si de una sociedad de mercado se tratara, y aparecerán las intenciones de apropiarse de esa nueva riqueza que antes descansaba en el intelecto y que ahora puede extraerse mediante soportes materiales pretendiéndose traficar con ella. ¿Será esto posible ?

Estamos por tanto ante una disyuntiva. Por una parte, algunos grupos pretenden la conquista de ese Nuevo Mundo, en que consiste el mundo de las ideas. Estamos ante la amenaza de apropiación por algunos monopolios del espacio de este nuevo mundo inmaterial. Pero por otra parte, las ideas, el conocimiento, son básicamente el resultado social de toda la cultura elaborada durante siglos que nos pertenece a todos. Algunos herederos quieren quedarse con toda la herencia. No resultará tarea fácil la pretendida expropiación. Pero la tensión estará ahí.