Ciencia española :: Polémica de la Ciencia española

Masson de Morvilliers : España (1782)

 

Articulo incluido en la Geographie Moderne, tomo I, paginas 554-68, de la Encyclopedie Methodique, París, 1782. Texto muy importante pues, en alguna medida, fue el detonante para que se iniciara la polémica de la ciencia española.

Nicolás Masson de Morvilliers :

España

Uno de nuestros grandes escritores dice que España debería ser uno de los poderosos reinos de Europa, pero que la debilidad de su gobierno, la Inquisición, los frailes, el perezoso orgullo de sus habitantes, han hecho pasar a otras manos la riqueza del Nuevo Mundo. Así, este hermoso reino, que causaba antes tanto terror a Europa, ha caído gradualmente en una decadencia de la que le costar levantarse.

Poco potente fuera, pobre y débil dentro, ninguna industria secunda todavía los presentes que la naturaleza da en este delicioso clima. Las sedas de Valencia, las hermosas lanas de Andalucía y de Castilla, el dinero y las mercancías del Nuevo Mundo se destinan menos a España que a las naciones comerciantes ; éstas han confiado su fortuna a los españoles, y jamás se han arrepentido de ello. Esta fidelidad singular que antes tenían a guardar los depósitos, y de la que justíno hizo elogio, la conservan todavía ; pero esta admirable cualidad, unida a su pereza, forma una mezcla de la que resultan efectos que les son perjudiciales. Los demás pueblos ponen bajo su control el comercio de su monarquía, y ha sido verdaderamente una suerte para Europa que Méjico, Perú y Chile sean poseídas por una nación perezosa.

Sería sin duda un acontecimiento muy singular si América se sacudiese el yugo de España y, por un hábil virrey de las Indias, tomara el partido de los americanos, y los mantuviese en su potencia y en su genio. Sus tierras producirían en seguida nuestros frutos, y al no tener sus habitantes necesidad de nuestras mercancías y de nuestro dinero, nos harían caer sobre poco más menos en el mismo estado de indigencia en el que estábamos hace cuatro siglos. Yo reconozco que España está lejos de esta revolución, pero el imperio de la fortuna es muy amplío y la prudencia de los hombres no puede jactarse de prever y de vencer todos sus caprichos.

Este reino no tiene el mismo clima en todas las provincias : en Galicia es húmedo, así como en Cataluña y en las demás comarcas próximas al mar. Hacia el norte y en las montañas el clima es intenso, fresco e incluso frío. En el resto del país llueve raramente, el cielo es tan sereno que no se ve casi ninguna nube. Durante los meses de junio, julio y agosto el calor es insoportable de día, principalmente hacia interior del reino ; es un calor seco, que hace desaparecer los arroyos e incluso los ríos ; a pesar de esto las noches son sumamente frescas, sin que el sereno sea peligroso, El invierno no es riguroso, las heladas son raras, y no se ven casi nunca nevadas, excepto en las montañas. El paso demasiado rápido del frío al calor produce que las semillas permanezcan mucho tiempo en el seno de la tierra antes de germinar ; a pesar de todo, no son debidos a esta causa, que ha sido siempre la misma, ni a la gran sequedad de la tierra en muchos lugares, los desastres que desolan de vez en cuando a España ; acusamos solamente al gobierno : es éste quien en todos los países crea guerreros, sabios, agricultores y hombres. España, esta nación hoy paralizada, tiene necesidad de una gran sacudida que la saque del letargo político en que se encuentra. Se halla todavía en los españoles sangre de aquellos valientes y antiguos castellanos ; tienen todavía aquella elevación de espíritu, aquellos nobles y generosos sentimientos, aquella sed de gloria, aquel amor por la patria y por la ciencia, ese deseo de éxito que tanto maravilló a nuestros antepasados y que se impuso a las naciones, pero por desgracia todas estas ventajas se alteran, se pierden, se confunden en una administración blanda y aletargada ; sus ceremonias religiosas, sus curas, sus frailes han hecho de esta colosal nación un pueblo de pigmeos.

Es cierto que en España hubo trigo, y, sin embargo, le falta a menudo en nuestros días, Que ha sido rica, y en el presente es pobre en medio de sus tesoros. Que tuvo la primera infantería de Europa, que tuvo los más intrépidos navegantes, los más hábiles negociantes, y, sin embargo, hoy no encontraríamos un general comparable a los de otras naciones, no encontraríamos ni un solo artillero. No encontraremos más aquella maniobra marítima que maravillaba a los ingleses, que son hijos de la mar, y sus hombres de negocios no son más que factores de otras naciones.

Sin embargo, ¿qué pueblo habita en un país mas hermoso, tiene una lengua mas rica, tiene minas tan preciosas, posesiones tan vastas ? ¿Qué nación fue provista de mas cualidades morales y físicas : un alma noble y llevada naturalmente hacia las grandes cosas, una imaginación vasta exaltada, y esa constitución física que los hace héroes tanto en el crimen como en la virtud ? A todo esto agregaría la sobriedad, la paciencia, la valentía, el amor de las leyes y del orden, en fin, esa estabilidad de carácter que hace a las naciones eternas. Y, sin embargo, no se osa poner la mirada en este pueblo tan felizmente nacido, esta nación tan estimable desde tantos puntos de vista, sin una especie de compasión : parece que la naturaleza solo hubiese esbozado este hijo querido y mimado. El orgulloso, el noble español se avergüenza de instruirse, de viajar, de tener algo que ver con otros pueblos. ¿Pero las ciencias que él desdeña, las artes que desprecia no son nada para su felicidad ? ¿No tiene necesidad de ellas para hacer que los ríos sean navegables y trazar los canales de comunicación con objeto de transportar lo superfluo de una provincia a otra ? ¿No tiene necesidad de ellas para perfeccionar su navegación, su agricultura, su comercio ; para sus primeras necesidades o para sus recreos, para librarse del yugo demasiado riguroso de los curas, para rechazar los errores peligrosos, de los prejuicios más peligrosos todavía ; en fin, para formar legiones en el arte de defenderse, y de impedir que lo despoje algún ambicioso vecino ? ¿Qué les faltaría para ser felices que no fuese el deseo de serlo ? ¡Pero querer es un trabajo para una nación perezosa y soberbia ! Por doquier la naturaleza hace los primeros gastos de su bienestar ; por doquier es pródiga en la mayor abundancia, las frutas más hermosas, peras de todas las especies, melocotones, aceitunas, almendras, higos, pasas de Corinto, castañas, limones, naranjas, granadas, etc., y todos estos frutos son de un sabor exquisito. En la Mancha y en Andalucía se produce azafrán en tan gran cantidad que, si fuese necesario, se podría abastecer a toda Europa ; las provincias de Valencia y Granada producen caña de azúcar. Por todas partes la miel es abundante, lo mismo que la seda. Se, cultiva también el arroz en Cataluña ; el cultivo del cáñamo y del lino sólo abastece la d‚cima parte de lo que España podría usar,, y a pesar de lo poco que produce no se consume sobre el lugar, ya que se provee en el extranjero de telas ordinarias, de lana y de cuerdas, La zona de Alcavachela produce algodón. La sal es tan abundante en todas partes y sobre todo en las costas del Mediterráneo que se podría exportar por cantidades considerables y con mucha ganancia, ya que el sol con su calor corre con todos los gastos de esta sal. Las salinas m s famosas están en Mata, en el reino de Valencia, en Mingranilla, en Puza, cte. Y la naturaleza, no contenta con formar sin cesar la sal sobre la orilla del mar, ha puesto en muchos lugares canteras de sal gema...

En general los españoles son sobrios, serios, incluso en las Pequeñeces, buenos soldados, personas fieles, len tos en deliberar, firmes en su resolución y pacientes en su desgracia ; tienen un espíritu penetrante y profundo, pero son indolentes, perezosos, y ponen más coraje para soportar la pobreza del que sería preciso para no temerla. El clima caluroso contribuye mucha, a inspirarles esta vergonzosa apatía ; los mismos franceses, aun los más activos, contraen el mismo defecto después de algunos años y se acostumbran fácilmente a esta perezosa gravedad, que hace un distintivo característica de los españoles. Su celo a ultranza por la religión es extremo y a menudo minuciosa, ya que allí, como en todas partes, aumenta más el fervor la miseria que los dogmas esenciales.

El español tiene aptitud para las ciencias, existen muchos libros, y, sin embargo, quizá sea la nación más ignorante de Europa. ¿Qué se puede esperar de un que necesita permiso de un fraile para leer y pensar ? ¡El libro de un protestante es proscrito por ley, sin que importe sobre qué tema trate, por la sola razón de que el autor es protestante ! Toda obra extranjera es detenida : se le hace un proceso y se la juzga ; si es vulgar y ridícula y sólo puede corromper el espíritu, se le permite entrar en el reino, y se puede comprar esta especie de veneno literario en todas partes ; si, por el contrarío, es una obra inteligente, valiente, pensada, se la quema como atentatoria contra 1,a religión, las costumbres el bien del Estado : un libro impreso en España sufre regularmente seis censuras antes de poder ver la luz, y son un miserable franciscano o un bárbaro dominicano quienes deben permitir a un hombre de letras tener genio. Si toma la determinación de hacer imprimir su obra en el extranjero, necesita para ello un permiso muy difícil de obtener, y todavía no est del todo al abrigo de la persecución cuando su libro llega a aparecer, Hoy, Dinamarca, Suecia, Rusia, la misma Polonia, Alemania, Italia, Inglaterra y Francia, todos estos pueblos, enemigos, amigos, rivales, todos arden de una generosa emulación por el progreso de las ciencias y de las artes. Cada uno medita las conquistas que debe compartir con las demás naciones, cada uno de ellos, hasta aquí, han hecho algún descubrimiento útil, que ha recaído en beneficio de la humanidad. Pero ¿qué se debe a España ? Desde hace dos siglos, desde hace cuatro, desde hace seis, ¿qué ha hecho por Europa ? España se asemeja hoy a esas colonias débiles y desdichadas que tienen necesidad permanente de un brazo Protector la metrópoli ; es preciso ayudarle con nuestros descubrimientos ; también se parece a los enfermos desesperados, quienes, sin sentir su enfermedad, rechazan 1.os brazos que les aportan la vida. Sin embargo, si es precisa una crisis política para salir de este vergonzoso letargo, ¿qué‚ esperan todavía ? Se han apagado las artes, las ciencias, el comercio. Tienen necesidad de nuestros artistas en sus manufacturas. Los ilustrados están obligados a instruirse a escondidas en nuestros libros. En España no existen ni matemáticos, ni físicos, ni astrónomos, ni naturalistas. Sin el auxilio de otras naciones no tienen nada de lo que se precisaría para hacer una silla. sus derrotas a su ignorancia en marina ; en fin, en todo es un niño que tiene necesidad de crecer todavía2. En las obras públicas, en la excavación de canales, tales como los de Murcia, en la explotación de las minas, en todas partes se necesitan artistas extranjeros, ¡tan grande es la escasez de obreros hasta en los oficios más necesarios ! A decir verdad, desde hace algún tiempo se han establecido diversas manufacturas y fábricas, donde se trabaja particularmente la seda, las lanas, el oro y la plata ; en Cataluña y en Aragón existen manufacturas de algodón ; cerca de la villa de Ronda, en Andalucía, hay una hojalatería ; en otros sitios se fabrican armas, se funden cañones, etc. ; pero estos pocos establecimientos no satisfacen las necesidades del Estado. Por otro lado, debido a un rasgo de ignorancia por parte del gobierno, los víveres, las materias crudas y trabajadas est n tan sobre cargadas de impuestos, que el obrero no encuentra ganancia en trabajarías, y el consumidor gana con traer sus mercancías del extranjero. Estos objetos le cuestan a España por año quince millones de piastras, a saber, cinco en mercancías, como lanas, aceite, vinos, uvas pasas, etc., y los otros diez millones en plata contante traída de América.

La misma imparcialidad que ha guiado nuestra crítica en los reproches que acabamos de hacer a los españoles nos obliga a hacer justicia a los medios que acaba de emplear el gobierno para remediar tantos abusos. Los días felices de este reino quizá no están lejos de florecer ; la filosofía rebrota y penetra por fin en este reino, y ha destruido ya un sinnúmero de prejuicios. La nobleza está menos afectada de ese orgullo soberbio que la hacía ridícula ; los hombres de m‚rito, cualquiera que sea su cuna, han sido llamados a las tareas públicas. Los campos están ya mejor cultivados ; varias ciudades han levantado manufacturas de sedería. San Ildefonso produce cristales hermosos ; Guadalajara y Escaray fabrican hilados finos y escarlatas ; Madrid, cintas, sombreros, tapicería, porcelana. Toda Cataluña retumba con el ruido de sus fábricas de armas v de quincallería. Se hacen también medias, pañuelos ¨e seda, telas pintadas de algodón, lanas comunes, galones y encajes. Se han abierto caminos magníficos para la comunicación entre las distintas provincias ; se trazan canales de irrigación y de navegación ; se ven por todas partes fábricas de papel, imprentas y sociedades consagradas a las ciencias y a las artes. La renta- nacional, otras veces tan limitada, llega en nuestros días a 170.000.000 de libras, y se elevar sin duda todavía mucho más si se ejecuta el catastro, en el que se trabaja- desde 1749. España, en fin, cuenta ya con varios sabios célebres en física, historia natural. ¡Un esfuerzo más y quién sabe hasta qué punto puede elevarse esta magnífica nación !