Ciencia Arte Lenguaje

Encuentros Pamplona (1972)

Por E. García Camarero
 

Texto publicado en el monumental Catalogo de la exposición ALEA ENCUENTROS 1972 PAMPLONA.

En la época actual ha quedado de manifiesto la importancia que la información tiene en los asuntos humanos. Importancia, por una parte, por su incidencia en la producción y gracias a la cual está siendo implantada la nueva forma de fabricación denominada « automación », con las implicaciones sociales que esta manera de hacer trae consigo.

Pero es sobre todo la incidencia en la cultura, que implica el considerar a la información de una manera objetiva, lo que resultará uno de los componentes más importantes en las grandes modificaciones a las que nos está tocando ser espectadores.

La objetivación de la información se ha conseguido gracias a su codificación sobre soportes materiales, lo que ha hecho que el tratamiento que inicialmente recaía sobre la responsabilidad del hombre y por lo tanto estaba impregnado de subjetividad, pueda ahora ser confiado a un tratamiento realizado por procedimientos externos a él y en particular por la máquina. Y esto asegura un paso de la subjetividad a la objetividad, paso que recae fundamentalmente en la búsqueda de procedimientos algorítmicos para la resolución de problemas. El álgebra, la lógica formal, etc. discurren por este camino. Sin embargo estos procedimientos han tropezado con fuertes limitaciones que han hecho se revivan los procedimientos llamados heurísticos en el tratamiento de la información.

Decimos esto porque el arte, como uno de los productos de la cultura humana, no debe ser tratado de manera especial. Observamos que la pintura tiene un soporte material, que siempre representa un mensaje en el sentido de la teoría de la información, que artista, obra y espectador, forman un sistema cibernético claro, considerados dichos elementos respectivamente como generador, mensaje, receptor. Que desde muy antiguo se han buscado los cánones que regulan la creación artística, y que finalmente, podemos considerar el arte como un lenguaje con su sintaxis y su semántica peculiares.

Tampoco es nuevo el intentar definir una estética matemática. Birkhoff (en 1932) y después Max Bense, Moles, Nake, etcétera, han tratado de definir con cierta precisión y operatividad qué es la estética y han definido ciertas magnitudes estéticas con el objeto de que ésta pueda ser medible.

Con todos estos antecedentes y con la presencia del potente instrumento que significa un ordenador, la aventura de generar obras plásticas con su ayuda está completamente justificada. Muchos son los grupos en el extranjero que se dedican a esta actividad. Estados Unidos, Canadá, Alemania, Japón, Italia, Argentina, etcétera, son países en los cuales se han realizado y se están realizando experiencias de composición plástica con auxilio de una computadora. Los nombres de Noll, Milojevik, Mason, Strand, Franke. Nake. Nees. Mezer, Berni, Fugino, Komura. Niwa, Mezei, etc., forman una muy incompleta lista de personas que están preocupadas por este problema.

España, país de gran tradición pictórica, no podría dejar de incorporarse a este movimiento. Con los antecedentes de los precursores Arrechea Sempere se iniciaron estas actividades en el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, impulsados fundamentalmente por la figura del gran pintor Barbadillo. Desde entonces muchas son las personas que se han agregado a esta actividad y sus resultados son ya bien conocidos a través de las exposiciones celebradas en dicho Centro de Cálculo, la organizada por IBM en el Palacio de Congresos de Madrid, y otra posterior celebrada en el Ateneo madrileño.

¿Es arte lo producido con ayuda de los ordenadores ? Difícil es responder a esta pregunta, sobre todo en época como la actual en la que, como muy bien dice Nake, es el « marchant », y no el artista, el que impone los nuevos estilos, movido principalmente por criterios de cuáles obras pueden ser vendidas y cuáles no. En este medio de inversión del arte, el ordenador está significando, sin duda, una nueva moda, una forma de asociar a las obras la magia y el esoterismo de que todavía están rodeados los ordenadores. Por eso, muchas personas se han aproximado a la máquina sólo con el afán de apropiación de sus misterios, y aunque la mayor parte de las obras todavía producidas son superficiales, con una adecuada publicidad pueden venderse como buenas.

De todas formas, estamos convencidos de que una vez superado el sarampión del « Computer Art », la creación artística con ayuda del ordenador será un hecho, así como estamos seguros de que la obra no será un objeto de exposición, sino algo dinámico en evolución y en interacción con los millones, no de espectadores, sino de intérpretes y colaboradores en la realización de dicha evolución.

Serie de bocetos obtenidos por ordenador del pintor Gómez Perales. Se trata de un cuadro de lado 8 que se subdivide en rectángulos cuyos lados siguen la sucesión de Fibonacci (1, 2, 3, 5, 8).