Ciencia y sociedad :: Responsabilidad social del científico

Einstein y la responsabilidad social del científico

Por Ernesto García Camarero
 

Conferencia dada en el Ateneo de Madrid el 23 de junio de 2005, con motivo de la celebración del centenario de la formulación de la Teoría de la Relatividad y cincuentenario de su muerte.

Introducción

La Sección de Ciencias Históricas del Ateneo ha querido sumarse, por iniciativa de su presidente Alejandro Diez Torre, a las conmemoraciones del cincuentenario de la muerte de Albert Einstein que durante este año se desarrollan en diversas instituciones.

Cuando se me propuso participar en estos actos del Ateneo, buscamos un tema que estuviera fuertemente vinculado con la actividad de Einstein, sin entrar en los aspectos teóricos de sus trabajos estrictamente de investigación física. El tema que aceptamos fue el que figura como titulo de esta charla : Einstein y la responsabilidad social del científico.

Asociar la responsabilidad del científico a la figura de Einstein nos conduce, por una parte, a conocer uno de los aspectos más notables de la dinámica actividad de nuestro personaje y, por otra, reflexionar sobre un hecho cada vez más importante en nuestra historia : la enorme incidencia, para bien o para mal, de la ciencia en la sociedad.

Aunque son muchas las áreas en la que esta incidencia es ya dramática (contaminantes, trasgénicos, ozono, cambio climático, biotecnología, etc., etc.) en el caso de Einstein lo focalizaremos en uno específico : la aplicación de la ciencia a las armas de destrucción masiva.

Los temas sobre la implicación de la ciencia en la sociedad no son nuevos. Son muchos los científicos que desde hace años están llamando la atención sobre la responsabilidad social del científico. Ya la actitud de Nobel, ante el pavor que le deparaba su descubrimiento, puede situarse en esta corriente. El siguiente párrafo de Einstein, perteneciente a un discurso dado en Nueva York en 1933, expone esta idea : « El hecho de que las principales creaciones de Nobel beneficiaran precisamente a los poderes que consideraba más malignos y destructores, debió causarle una gran angustia. Por ello hemos de considerar su testamento como un esfuerzo heroico por su parte para asegurar que los frutos de su vida de trabajo servirían para finalidades benefactoras, para objetivos no de muerte, sino de vida ; de esta manera creía resolver la dolorosa contradicción de su personalidad. Este testamento constituye, pues, un acto de la más noble emancipación personal ».

Entre los clásicos, podemos citar a Einstein, Born, Linus Pauling, Oppenheimer como alguno de los científicos conscientes que han expresado más explícitamente sus temores por las aplicaciones negativas de la ciencia y son nombres punteros que han estado comprometidos activamente en la defensa de la autonomía y libertad de la ciencia.

La actividad de creación científica siempre ha estado mediatizada por el mecenazgo de los grandes señores, o por la orientación de Academias y otras instituciones, que ha hecho que los temas de estudio provengan, en general, de los problemas económicos y militares que los grandes señores, los regímenes o los gobiernos plantean. Es precisamente esta dependencia la que hace caminar al científico por rutas no marcadas por él, y generan situaciones que tocan las áreas de su responsabilidad al aceptar la solución de problemas de dudosa moralidad.

Pero no sólo son las instituciones científicas las que determinan ciertos comportamientos en los hombres de ciencia, lo es también la organización social contemporánea y su mercado de trabajo. Por eso utilizaremos otra vez palabras de Einstein, en contestación a varias preguntas que en 1937 le hizo el Comité para la Democracia y la Libertad Intelectual, creado en Estados Unidos. A la pregunta de cómo puede el científico asegurar la libertad de investigación y la aplicación socialmente útil de los frutos de su labor investigadora, respondió :

« La libertad de investigación y la aplicación socialmente útil de sus resultados dependen de los factores políticos. Por eso los científicos pueden influir no como profesionales, sino como ciudadanos. Por eso también los científicos tienen la obligación de participar activamente en la política, en interés de la libertad de investigación científica ».

Los estudios regulares de Einstein

Albert Einstein nació el día 14 de marzo de 1879 en una familia judía, en la ciudad alemana de Ulm. No fue un niño prodigio. Sus primeros estudios los realizó en una escuela católica. A los diez años ingresó en la escuela secundaria de Munich. En 1894, cuando Einstein tenía quince años, por dificultades económicas, su familia se instala en Milán. En 1895 intenta ingresar en la Escuela Politécnica de Zurich, en Suiza, y no fue admitido. Finalizó sus estudios en la escuela cantonal de la pequeña ciudad suiza de Aarau, donde consigue el diploma que le permite entrar sin examen de ingreso, en octubre de 1896, en la Escuela Politécnica de Zurich orientada a las aplicaciones técnicas de ingeniería.

Sin embargo, estos estudios fueron de gran estímulo para la formación de Einstein, quien se dedicó a la lectura de los trabajos más avanzados de la física teórica de aquella época : Helmholtz (1821-1894), Kirchhoff (1824-1887), Boltzmann (1844-1906), Maxwell (1831-1879), Herzt (1857-1894), Lorentz (1853-1928),... quienes habían encontrado fallos e inconsistencias en el sistema de Newton al descubrir nuevos fenómenos que no tenían fiel justificación en la teoría newtoniana. Estas lecturas habían de proporcionar a Einstein la problemática de toda su actividad científica posterior.

El único profesor brillante, y que habría de suministrar a Einstein la herramienta fundamental para su teoría, fue Minkowski. Hermann Minkowski (1864-1909) era un matemático ruso que fue profesor en la Universidad de Kónigsberg (1895), en la Escuela Politécnica de Zurich (1896-1902) y en la Universidad de Göttingen (1902-1909). Cuando llegó a Zurich era un joven de treinta y tantos años, pero ya con el prestigio de un matemático original. En 1908 publicó su trabajo Espacio y Tiempo, en el que se estudiaba el espacio cuatridimensional, tan importante en la teoría de la Relatividad.

Entre los amigos de su época de estudiante de Zurich, figuran Marcel Grossmann, Friedrich Adler y Mileva Maritsch. El primero fue quien más adelante le ayudaría a encontrar el trabajo en la Oficina de Patentes, que le permitiría tener la tranquilidad suficiente para dedicarse a sus trabajos en una de las épocas más fecundas de su vida, en la época en que echaría las bases para la teoría de la relatividad especial, y quien más adelante le ayudaría a realizar los estudios de geometría diferencial necesarios para la enunciación de la teoría general de la relatividad.

Adler, hijo de un líder socialdemócrata austriaco, permitiría a Einstein, con la renuncia a su favor, ocupar por primera vez un puesto como profesor de la Universidad de Zurich.

Mileva Maritsch era una joven estudiante húngara que habría de ser la primera esposa dé Einstein ; con ella compartía muchas horas que dedicaban al estudio de las obras de los grandes físicos.

Einstein en Berna

En el verano de 1900, Einstein obtuvo la licenciatura de Física con una puntuación media de 4,91. La puntuación máxima era de seis puntos. El 21 de febrero de 1901 obtuvo la nacionalidad suiza.

El 23 de junio de 1902, Einstein se convertía en experto técnico de tercera clase de la Oficina Confederal de la Propiedad Intelectual, más conocida como Oficina de Patentes de Berna, con un sueldo anual de 3.500 francos suizos. El cargo lo conservó hasta el 15 de octubre de 1909, en que cesó por propia voluntad. Einstein forma una familia con su compañera de estudios Mileva Maristch (de religión griega ortodoxa) con quien tiene dos hijos.

Su estancia en Berna ha sido una de las épocas más fructíferas y productivas de Einstein.

Todas sus lecturas filosóficas las compagina con las lecturas de los trabajos de los físicos más modernos que ya había iniciado durante sus años de estudiante en la Escuela Politécnica. También, y es lo principal, en este remanso sosegado que fue su vida en Berna, desarrolló el primero de sus trabajos con el que iba a comenzar a construir su teoría de la relatividad. En 1905 publica en el tomo XXVII de los Anales de Física su trabajo titulado Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento. Las treinta páginas manuscritas de este artículo en el que se echan las bases de la relatividad, fueron destruidas por el propio Einstein después de su publicación, pero dado su interés histórico hizo una copia del mismo en 1943 cuando se encontraba en Estados Unidos, la cual fue subastada en 1944 en seis millones de dólares. Actualmente se encuentra en la Biblioteca del Congreso de Washington. En 1906 publicó su artículo sobre el movimiento browniano. En 1908 su trabajo sobre el principio de la relatividad...

En 1907 estudia la variación del calor específico con la temperatura y partiendo del estudio de la radioactividad establece su famosa relación entre la energía, la masa y la velocidad de la luz, y con ello abre la posibilidad de la desintegración del átomo.

Einstein en Berlín

En Alemania, el káiser Guillermo II había creado una institución dedicada a la investigación científica y que estaba desligada de las universidades. Esta institución se denominó Kaiser Wilhelm Gesellschaft. Su aparición fue consecuencia del gran desarrollo industrial de Alemania, que hacía imprescindible la investigación científica necesaria para la nueva tecnología. Esta institución fue comparable a las fundaciones del tipo de la Rockefeller o la Guggenheim, aparecidas con anterioridad en los Estados Unidos, y en ellas se inspiró.

Además, la Kaiser Wilhelm Gesellschaft tenía su sede en la ciudad de más actividad científica del momento, ya que su universidad y la Academia Prusiana de Ciencias eran centros aglutinadores de los principales científicos del país y en donde colaboran otros científicos de países próximos como Austria, Suiza o Rusia.

En esta búsqueda de colaboradores eminentes, Max Planck y Walter Nernst influyeron para que la Kaiser invitara a Einstein a colaborar en ella. Se le ofreció la dirección del proyectado Instituto de Investigaciones Físicas, y, además, se le otorgaba una plaza en la Academia Prusiana de Ciencias, que era la de mayor prestigio en la Europa de esa época. También se le nombraba profesor en la Universidad de Berlín, pero sin las obligaciones administrativas que tales tareas docentes pudieran implicar. La oferta era, pues, tentadora no sólo por la sustancial mejora económica con respecto a su actual situación, sino también porque su única obligación era dedicarse a pensar en los problemas de su interés, y porque sus estudios se realizarían dentro del núcleo científico de mayor prestigio.

Para hacer fuerza en que Einstein aceptara esta oferta, fueron personalmente a Zurich los profesores Planck y Nernst a hacerle la propuesta, que aceptó. En noviembre, de 1913 el ministro prusiano de Enseñanza ratificó el nombramiento de Einstein como miembro de la Academia de Ciencias

Había entrado, pues, en el aparato de investigación científica mas importante al servicio del imperio Alemán.

En la Universidad tuvo la oportunidad de convivir con los físicos de más talla del momento como eran Planck, Nernst, von Lane, Frank, Hertz, Lise Meitner, Roetgen, Schróendinger,...y con quienes discutía sus ideas en seminarios regulares. Además disponía de todo el tiempo que desease para dedicarse a sus estudios, especialmente a los de la gravitación, que le conducirían a la formulación de la teoría general de la relatividad. El astrónomo del observatorio de Potsdam, Erwin Frendlich, fue a Rusia para observar el eclipse solar que proporcionaría una de las pruebas experimentales de la teoría de la relatividad. Langevin le invita para que el próximo septiembre dé un ciclo de conferencias en el Colegio de Francia de París, institución de máximo prestigio.

La guerra del 14

Pero este favorable panorama que parecía iba a permitir a Einstein una sosegada vida de estudio se vería pronto truncado por el estallido de la primera guerra mundial declarada por necesidades del Imperio Alemán a cuyo servicio acababa de entrar Einstein.

El 28 de julio de 1914 Austria declara la guerra a Servia. El 1 de agosto, Alemania declara la guerra a Rusia, el 3 a Francia, el 4 invade Bélgica, e Inglaterra actúa en su defensa. Había comenzado una guerra con una amplitud hasta entonces desconocida y con unos medios técnicos empleados por vez primera en actividades bélicas.

La causa inmediata del estallido de esta guerra fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono de Austria, y de su mujer, en las calles de Sarajevo. Era un crimen político cometido por dos jóvenes patriotas para protestar por la actitud de Austria con respecto a Yugoslavia. Pero las causas más profundas radicaban en el desequilibrio de fuerzas que desde 1870 se acentuaba en Europa. En 1870 aparecieron dos grandes Estados : Alemania e Italia. Bismarck negocia un tratado entre Alemania y Austria-Hungría en 1879, al que se adhiere en 1882 Italia, formándose así la famosa coalición, denominada la Triple Alianza. A ella pertenecían, como países satélites, los Balcanes, Servia y Rumania. La Triple Alianza fue, en cierto sentido, un renacimiento de la Santa Alianza de Metternich, motivada por el resurgir de los movimientos populares patentizados por la Comuna de París (1871), los movimientos anarquistas de Italia y Rusia y el movimiento socialista en la propia Alemania, siendo todo ello un reflejo de las nuevas formas de producción creadas por la creciente industrialización y por la rapidez con que esta misma industrialización difundía las ideas por toda Europa.

Por otra parte, entre Rusia y Francia se llegó en 1895 a un acuerdo conocido por la « Alianza Dual », y Francia e Inglaterra concertaron el tratado conocido por la « Entente Cordiale ». De esta forma Europa quedaba dividida en dos grupos antagónicos. Ambos con intereses expansionistas en el próximo Oriente y en el norte de África.

Esta situación hacia que la vida política en los medios intelectuales y científicos fuese beligerante, y como Einstein se inhibía de tal actitud, se atraia ciertas hostilidades entre sus colegas. Einstein era antibeligerante desde el comienzo de la guerra y así se lo comunicó por carta a su amigo Paul Ehrenfest, que residia en Holanda, y que era solidario con el prusianismo, al igual que Planck, Nernst, Roetgen y Haber. Sus hábitos democráticos suizos pronto serán cercenados en Alemania.

La guerra también había incidido en la organización de la investigación científica, la cual se orientaba esencialmente a resolver problemas de interés estratégico. Así, varios de sus colegas se dedican intensamente a problemas de la guerra, como Fritz Haber (1868-1934), de origen judío, quien logró sintetizar el amoníaco a partir del nitrógeno de la atmósfera, cosa que era importante para la economía de guerra, ya que lograba explosivos y fertilizantes a bajo costo ; o como Walter Nernst, quien trabajó con éxito en la obtención de gases asfixiantes y venenosos. En este sentido, hasta el propio Einstein se vio implicado en el diseño de un ala de avión para la naciente fuerza aérea alemana, que realizó por cuenta de la Compañía Berlín-Johann Isthal. Para descargo de nuestro físico, sólo puede decirse que el avión representó un auténtico fracaso y que nunca llegó a volar.

Para muchos científicos, aunque no para Einstein, estas actividades de soporte al militarismo les llenaban de orgullo, y les sirvieron primero como base a premios y recompensas ; y después, al acabar la contienda, para que fueran declarados criminales de guerra, como ocurrió en el caso de los amigos de Einstein, Nernst y Haber, pero quienes, a pesar de ello, recibieron el premio Nobel por sus trabajos : el primero en 1920 y el segundo en 1918.

También se modificaron los nombres de algunas de las unidades físicas, como, por ejemplo, la unidad de intensidad de una corriente eléctrica denominada amperio en honor al físico francés Ampére, que fue sustituido por el nombre de Weber, famoso físico alemán.

2. Einstein pacifista : el « manifiesto pacifista » Estos hechos colmaron la actitud pasiva de Einstein ; su talante pacifista y sus profundas convicciones desde la infancia contra todo dogmatismo y contra el espíritu militar y belicoso le hicieron actuar. Tomó parte en la fundación de la Liga Alemana para la Defensa de los Derechos del Hombre. También, junto con el gran pacifista Georg Nicolai, escribió un Manifiesto pacifista que firmaron muy pocos intelectuales. Toda esta actividad y las nuevas vivencias que la guerra provoca en su espíritu darían un giro en la vida de Einstein.

En el verano de 1915, Einstein visita a al escritor, filósofo y pacifista francés Romain Rolland, quien le pone en contacto con otros pacifistas europeos, a los que dice « Es increíblemente libre en sus juicios sobre Alemania. »

La popularidad de Einstein y Republica de Weimar

El resultado favorable para la teoría de la relatividad que significaron las observaciones del eclipse de sol de 1919, hizo pasar a Einstein al disfrute de una gran popularidad. Por otra parte, su cada vez más activa participación en reuniones pacifistas (en las que se luchaba por eliminar todas las consecuencias morales de la guerra recién acabada y en contra del militarismo y de todo tipo de nacionalismo) le hacía aparecer como un hombre público.

Alemania tenía en esta época un sistema republicano de gobierno, poco estable y amenazado por una profunda crisis económica y moral.

En enero de 1919, estalla en Berlín una rebelión espartaquista. Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht son asesinados por derechistas. En estas anormales circunstancias se redacta la Constitución de Weimar. Ebert es nombrado primer presidente de la República. La recién nacida República alemana se encontraba con grandes problemas económicos y sociales.

En 1919 fue fundado el Partido Obrero Alemán por el ferroviario Drexler, y en septiembre de este año el austriaco Adolfo Hitler se afilia a dicho partido.

Durante la guerra, el sionismo mundial, apoyado por Inglaterra, inició el proyecto de la construcción de un nuevo Estado de Israel sobre el territorio palestino ; con esto aumentó el movimiento judío. Aunque Einstein era contrario a todo nacionalismo, decide colaborar con el sionismo, inducido por Kurt Blumenfeld, líder sionista de Berlin. Decisión que hace aumentar los ataques contra a Einstein ; fue insultado públicamente ante su casa y en la Academia y recibió amenazas escritas.

Recupera la nacionalidad alemana (sin perder la suiza), para que sea más fácil su actividad pública.

La divulgación de las teorías de Einstein

Tras la verificación de sus teorías realizada por Eddington en la observación del eclipse solar de 1919, la teoría de Einstein alcanza un gran prestigio. En 1920 Eddington, publica : Espacio, tiempo y gravitación. Aparecieron en pocos meses, y en diversos idiomas, más de un centenar de libros de divulgación de la teoría de la relatividad. Sólo uno escrito por Einstein : Teoría de la relatividad especial y general al alcance de todos (que en España alcanzó varias ediciones entre los años 1921 y 1925, una de ellas traducida por F. Lorente de No). También Bertrand Russell (1872-1970), escribió un trabajo de divulgación titulado ABC de la relatividad.

En 1916 el gran matemático Hilbert (1862-1943), se interesó por ella teoría de la relatividad, interés por el que Einstein no presto mucha atención de Hilbert, pero no fue así con los trabajos de su discípulo Hermann Weyl, (quien sustituyó a Hilbert en su cátedra de Góttingen en 1939), y en particular a su libro Espacio, tiempo, materia que habría de influir en Einstein en su concepción de la teoría del campo unificado.

El merito de queda mundialmente reconocido y se materializa con la concesión del premio Nobel en 1921.

En otoño de 1922, inicia una serie de viajes que pasan por el Japón (el 15 de noviembre desembarca en Shangai , y el día 20 lega a Kobe,) por Palestina (febrero de 1923) y en España (marzo 1923) se detiene en Barcelona y Madrid , donde entre otros actos dicta una conferencia en este ateneo el día 8.

La guerra amenaza de nuevo.

La gran depresión económica de 1929, afectó profundamente a Alemania, agravada por el « humillante » Tratado de Versalles, al que se culpaba de haber perdido el esplendor anterior a la guerra del 14. Este malestar se reflejo en los resultados de las elecciones de septiembre de 1930, en las que el partido nazi pasa de los 12 a 107 diputados. Tras los gobiernos de Von Papen (junio 1932) y de Schleicher (diciembre 1932) Hindenburg encarga la formación de un nuevo gobierno a Hitler en enero de 1933.

Con este fondo de gran crisis política y económica en Alemania, y con la violencia desarrollada por el partido nazi, Einstein regresa a Berlín en la primavera de 1931, después de haber pasado un invierno en el Instituto Tecnológico de Pasadena. A su llegada verifica que la persecución nazi al ver como el profesor Gumbel, de la Universidad de Heidelberg, por un escrito denunciando el rearme secreto de Alemania fue golpeado, apedreado y ahorcado en efigie, y todo ello con cierta complacencia oficial. Einstein, en una carta dirigida a un periódico de Berlín decía : « ¿Qué será de un pueblo que persigue brutalmente a hombres como Gumbel y cuyos dirigentes no se oponen a esa chusma... ? Si las cosas continúan por ese camino, llegaremos a un régimen de tiranía fascista. »

Einstein, vuelve a ser militante de la paz. En esa época una organización denominada Internacional de Resistencia a la Guerra, con sede e n Inglaterra, agrupaba a miembros de más de cincuenta naciones. Einstein era uno de los principales animadores, y en uno de sus discursos dijo :

No es el momento de contemporizar. O se está a favor de la guerra o se está en contra. Si están ustedes a favor de la guerra, vayan y animen a la ciencia, a las finanzas, a la industria, a la religión y a la clase obrera para que ejerzan toda su influencia para la fabricación de armas, para que sean lo más mortíferas posibles. Pero si están en contra, entonces reten a todo el mundo para que resista hasta el límite de su capacidad... Conjuro a todos los hombres y mujeres, tanto eminentes como humildes, para que declaren antes de que se reúna en el próximo mes de febrero en Ginebra la Conferencia Mundial del Desarme, que se negarán a prestar su apoyo a cualquier guerra o a sus preparativos. Les pido que informen por escrito a sus gobiernos de esta decisión y que la confirmen advirtiéndome a mí de ella... Deben serme dirigidas a la Sede de la Internacional de Resistencia a la Guerra. He dado mi autorización para que se establezca un Fondo Einstein de la Internacional de Resistencia de la Guerra, cuyas aportaciones pueden remitirse a la dirección siguiente...

En esta época seguía trabajando en la teoría del campo unificado, pero sólo obtenía resultados parciales. Viajó por diversos países de Europa : Holanda, Bélgica, Austria. En diciembre de 1931 volvió a Pasadena para pasar allí de nuevo el invierno, ocupado en cuestiones científicas, pero preocupado por los problemas que aquejaban a Europa. En febrero de 1932 fue invitado a participar como profesor en el recién creado Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, aunque todavía no toma ninguna decisión al respecto.

En primavera regresa a Europa, pasando por Inglaterra (Oxford). En Ginebra asiste a la Conferencia de la Paz organizada por la Sociedad de Naciones, acompañado del británico y también pacifista Ponsonby. Einstein apoyaba los movimientos de objeción de conciencia para el servicio militar, y la lucha contra el militarismo y el rearme. Dado su gran prestigio representaba al ciudadano del mundo, y se le escuchaba con veneracion. Salió pesimista de de la conferencia de la que dio el siguiente testimonio :

Esto no es una comedia. Es una tragedia. La mayor tragedia de los tiempos modernos, a pesar del gorro y los cascabeles de toda la bufonería. Nadie tiene derecho a tratar esta tragedia a la ligera y a reírse cuando uno tendría que llorar. Tendríamos que ponernos de pie sobre los tejados, todos nosotros, y denunciar que esta conferencia es un camuflaje... Los delegados han venido aquí con el disfraz de la paz para fomentar la guerra... Catorce años después del armisticio de la Gran Guerra, no nos encontramos más cerca de la paz que la víspera en que aquél se firmó. Ya hemos esperado bastante tiempo a que los políticos y los hombres de Estado cumplieran lo que habían prometido. Paz. Paz. Paz perpetua. Los hemos enviado aquí para que hagan la paz... Nos han estafado. Nos han tomado el pelo. Centenares de millones de personas en Europa y en América, miles de millones de personas en todo el mundo, así como miles de millones de hombres y mujeres que aún tienen que nacer, han sido y están siendo estafados, vendidos, y timados en cuanto a sus vidas, salud y bienestar. Ya hemos esperado bastante tiempo. Ya hemos tenido bastante paciencia con sus medidas a medias y con sus promesas. Basta. Basta.

Preparando su exilio.

Ya en Berlín, y dado el cariz que iban tomando los acontecimientos, aceptó finalmente la invitación para integrarse al Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, tras obtener autorización de la Academia Prusiana de Ciencias para ausentarse cinco meses al año durante cinco años ; pero dejando su residencia permanente en Berlín.

Se esta preparando el exilio definitivo, pero aun sigue con sus ultimas preocupaciones pacifistas. Por indicación de la Sociedad de Naciones se organiza una discusión epistolar pública entre personalidades sobre los problemas de la guerra. Einstein comenzó dirigiéndose a Sigmund Freud, esperando encontrar alguna respuesta dada por el creador del psicoanálisis.

En la carta dirigida a Freud (30 Julio, 1932) Einstein decía :

« La sed de poder político se apoya con frecuencia en actividades de otro grupo, cuyas aspiraciones son puramente mercenarias y económicas. Tengo en particular en mente a ese pequeño grupo, que existe en todos los países, que está compuesto por individuos indiferentes a consideraciones y limitaciones sociales, con que con relación a las técnicas militares, a la fabricación y a la venta de armas, ven simplemente una ocasión para prosperar en su interés personal y para ampliar su autoridad personal. »

« Una pregunta ¿Cómo es posible que este pequeño grupo pueda doblegar la voluntad de la mayoría, a quienes afectan las pérdidas y los sufrimientos provocados por un estado de guerra, para ponerla al servicio de las ambiciones de aquellos ? Una respuesta obvia a esta pregunta podría ser que la minoría, la actual clase dirigente, tiene bajo sus manos las escuelas y la prensa, y con frecuencia también las Iglesias. Esto les permite organizar y dirigir las emociones de las masas. »

La pesimista contestación de Freud (datada en Viena en septiembre de 1932), llena de lugares comunes, defraudó a Einstein. He aquí algunas líneas de su extensa carta :

« Usted esta interesado, lo sé, en la prevención de la guerra y no en nuestras teorías.... »

« Todo esto puede darle a usted la impresión de que nuestras teorías equivalen a una especie de tétrica mitología ¿Pero no es cierto que en todas las ciencias naturales al final se llega siempre a una especie de mitología ? ¿Ocurre, acaso, de otra manera en las ciencias físicas de hoy ? »

« Desde nuestra “mitología” de los instintos podemos fácilmente deducir un método indirecto para eliminar la guerra. Si la inclinación hacia la guerra se debe al instinto destructivo, tenemos siempre a mano su contra-agente : Eros. »

« Que los hombres estén divididos en líderes y liderados es solo una manifestación de su innata e irremediable desigualdad. La segunda clase esta constituida por una vasta mayoría, que necesita de un alto mando que tome las dediciones para ella. »

« Las condiciones ideales seria fundar una sociedad en la que todo hombre subordinara su vida instintiva a los dictados de la razón. »

« Como usted ve, ¡poco bueno se obtiene de consultar a un teórico, alejado del mundanal contacto, sobre prácticos y urgentes problemas ! »

« ¿Por qué nosotros, usted y yo y muchos otros, protestamos tan vehementemente contra la guerra, en lugar de aceptarla como otra de las cosas desagradables de la vida ? »

En agosto de 1932 Einstein patrocinó, junto con Sinclair, John Dos Passos, Bernard Shaw y H. G. Wells, un Congreso Mundial contra la guerra, que organizó el escritor francés Henri Barbusse.

En diciembre volvió a Pasadena (USA), alli se enteró de que el 30 de enero de 1933, Hitler había sido nombrado Canciller de Alemania. Cuando en marzo se embarca hacia Europa, no sabe a qué lugar concreto dirigirse. En el barco se entera que su casa de Caputh, en Berlín, había sido rodeada y asaltada por la policía hitleriana, bajo acusación de que en ella se escondían armas y explosivos, y de que Einstein era un jefe político y conspirador. Era evidente que su regreso a Alemania resultaba imposible. Quedó en Bélgica. Ante esta situación, y para evitar que su amigo Max Planck, presidente de la Academia Prusiana de Ciencias, se viera en el penoso trance de firmar su expulsión de la misma, Einstein dimite.

La Academia Prusiana le escribe a Einstein el día 7 de abril de 1933 en los siguientes términos :

« Esperábamos confiadamente en que un hombre como usted, que durante tantos años ha pertenecido a nuestra Academia, se pusiese del lado de su patria y, sin tener en cuenta sus simpatías políticas, se opusiera al torrente de calumnias puestas en circulación contra ella. En estos momentos en que se ataca violentamente la nación alemana, unas veces con acritud y otras veces con ironía, unas palabras en defensa de Alemania en boca de un hombre tan famoso como usted hubieran producido un gran efecto en el extranjero »...

« En lugar de hacerlo así sus manifestaciones son una nueva arma para los enemigos, no sólo del actual régimen, sino de todo el pueblo germano. Ha sido un amargo desencanto para nosotros. Bastaría por sí solo para que le apartáramos de nuestro camino, aun en el caso de que no hubiera presentado su dimisión. »

A lo que Einstein respondió :

 »Dar el testimonio que ustedes me exigen sería negar los principios de justicia y de libertad que he defendido durante toda mi vida. Ese testimonio no sería, como ustedes dicen, una demostración en nombre del pueblo alemán ; sería más bien, una demostración de apoyo a la causa de los que intentan destruir los ideales y principios que han dado al pueblo alemán un lugar preeminente entre las naciones civilizadas. Si yo hubiese aportado ese testimonio en las circunstancias presentes, habría contribuido, indirectamente, a la corrupción moral y a la destrucción de todos los valores culturales existentes... »

También Einstein envió una carta a Planck, quien, pese a su vieja amistad y de haber sido el que indujo a Einstein a aceptar su cargo en la Academia, también estaba influido por la campaña de odio desatada contra él. En ella decía, entre otras cosas :

No he participado en ninguna campaña de propagación de atrocidades. Concederé a la Academia la excusa de que hizo estas falsas afirmaciones únicamente por la presión de arriba. Pero, aunque así fuese, su conducta no constituye ninguna honra ; algunos de sus miembros más decentes, sentirán, seguramente, una profunda vergüenza (...). Ya sabe usted, probablemente, que estas falsas acusaciones han servido de excusa para confiscar todas mis propiedades en Alemania. Mis colegas holandeses me ofrecieron ayuda para superar las primeras dificultades financieras. Afortunadamente, no tuve necesidad de aceptar su ayuda, porque estaba preparado para esta posible contingencia. No le costará imaginar cómo reacciona el público, fuera de Alemania, ante la táctica empleada contra mí. Estoy seguro de que llegará un día en que los alemanes decentes se sentirán avergonzados ante el ignominioso trato de que he sido objeto (...). Para que usted pueda comprender bien mis sentimientos, le ruego que se imagine por un momento en la situación siguiente : suponga que es usted profesor en la Universidad de Praga y que sube al poder un gobierno que priva a todos los ciudadanos checos de origen alemán de sus medios de vida, y, al mismo tiempo, emplea las medidas más violentas para impedir que salgan del país. Suponga que se dispone de una fuerte vigilancia en las fronteras y se da orden a los guardias de disparar contra todos los que intenten salir del país, repito, que ha desencadenado contra ellos una verdadera guerra de aniquilación. ¿Le parecería a usted decente, en este caso, asistir en silencio a estos hechos, sin elevar su voz de apoyo de los perseguidos ? Y yo pregunto, ¿no es la destrucción por hambre de los judíos alemanes el programa oficial del actual gobierno alemán ? (...). Si leyese usted lo que de verdad dije (no las versiones deformadas), vería sin duda que me expresé con moderación. No lo digo para disculparme, sino para demostrar con un ejemplo vivo la forma vil e ignominiosa en que las autoridades alemanas han actuado conmigo... Me alegra que, a pesar de todo, me haya escrito usted como un viejo amigo y que, a pesar de las severas presiones, las relaciones entre nosotros no hayan cambiado. Siguen siendo tan auténticas y sinceras como antes, a pesar de todo lo que ha ocurrido a un nivel inferior. Lo mismo cabe decir de Lane, por quien siento el mayor respeto.

P.S. He puesto como remitente una dirección falsa, para tener la seguridad de que la carta no será abierta o detenida.

Einstein abandona el pacifismo

La situación en Alemania ya no dejaba ninguna esperanza para personas de espíritu libre. Otro signo de la situación nazi fue la quema de libros realizada en la plaza de la Opera de Berlín el día 10 de mayo de 1933. Entre los autores cuyas obras ardieron en la hoguera figuraban, entre otros, Marx, Freud, Thomas Mann, Remarque, Rathenau y, por supuesto, Albert Einstein. La persecución antisemita se generalizaba y muchos judíos temerosos pensaban que la posición abiertamente antinazi adoptada por Einstein hacía más severa la persecución contra ellos.

Todos estos acontecimientos hicieron que Einstein abandonara el pacifismo para incorporarse a las filas belicistas. En julio del 1933, Einstein se entrevistó en Londres con políticos ingleses del máximo relieve, como Churchill y Chamberlain, a los que denunció el acelerado rearme alemán que conduciría inevitablemente a la guerra, y pidió un boicot económico total contra Alemania.

Einstein modificó radicalmente su actitud respecto al pacifismo, la objeción de conciencia y el desarme. Pensaba que ante una potencia militarista y belicosa, permanecer con los brazos cruzados o inhibirse era suicida. Su propuesta era una militarización general y una coordinación militar entre todos los países de Occidente para frenar al nazismo. Este cambio de actitud levantó la protesta y el recelo de los pacifistas que hasta ese momento habían estado junto a él.

Así el pacifista inglés Lord Ponsomby, le dirigía en agosto de 1933 una carta en la que decía :

« Estoy seguro que no se molestará usted si le hago patente mi desilusión por el cambio de su actitud ante el problema de oposición a la guerra. Comprendo muy bien su inquietud, su desesperación ante los acontecimientos de Alemania.

« Mi creencia en la necesidad de una oposición a la guerra sigue siendo firme, inconmovible. Me atrevo a expresar la esperanza de que pese a que las medidas crueles y opresoras adoptadas en Alemania puedan haber hecho vacilar su fe, no permitirá usted que el cambio registrado en sus opiniones -cambio temporal, estoy seguro- sea conocido públicamente, al menos hasta que haya reflexionado seriamente sobre la cuestión. Si sus opiniones son publicadas, puede usted tener la seguridad de que todos los chauvinistas, todos los militaristas y todos los mercaderes de armas encontrarán un placer extraordinario en poder ridiculizar su posición esencialmente pacifista. »

También en un artículo publicado en Holanda por la Comisión Antimilitarista Internacional, se decía :

« En un momento tan crítico como el actual, Einstein se pone del lado de los militaristas... cree ahora, que puede salvar a la civilización europea con las bombas incendiarias, el gas venenoso y la guerra bacteriológica... La apostasía de Einstein es una gran victoria para los nazis alemanes. La acción de Einstein ha causado un daño inaudito a la lucha contra el militarismo. »

Otro pacifista famoso, el escritor francés Romain Rolland, decía refiriéndose a Einstein :

« Esta debilidad de espíritu es inimaginable en un gran científico, que debería pesar sus afirmaciones con mucha prudencia antes de ponerlas en circulación. Es una broma, algo así como un juego intelectual, preconizar una idea cuando no comporta ningún riesgo ; en cambio se asume una seria responsabilidad al adoctrinar a jóvenes ciegos y confiados sin haber considerado suficientemente todas las implicaciones de este adoctrinamiento. Me parece indudable que Einstein, un verdadero genio en el terreno científico, es un hombre débil, inconsistente e indefenso fuera de él... Podemos imaginar la furia homicida que se habrá apoderado de los hitlerianos al saber que un alemán ha llamado a otros países a empuñar las armas contra Alemania. Nada podía ser más fatal para la causa de los judíos alemanes... Sus constantes cambios, vacilaciones y contradicciones son peores que la inexorable tenacidad de un enemigo declarado. »

Ante estos ataques, Einstein se defendía diciendo :

He de confesar que la época no me parece propicia para seguir defendiendo algunas proposiciones del movimiento pacifista radical. Por ejemplo : ¿cómo podemos aconsejar a un francés o a un belga que se niegue a cumplir el servicio militar ante el rearme alemán ? ¿Debemos lanzar una campaña para defender esta postura ? Francamente no lo creo. Me parece que en la situación actual hemos de apoyar una organización de fuerza supranacional y no preconizar la abolición de las fuerzas militares... Aborrezco todos los ejércitos y todas las formas de violencia ; pero estoy firmemente convencido de que, en la presente situación mundial, sólo estas armas odiosas aseguran una protección decisiva.

A todo esto, la vida de Einstein en Bélgica se hacía más difícil. Había la sospecha de que los servicios secretos de Hitler intentaban asesinarlo, y la policía belga protegía su casa día y noche. El 31 de agosto fue asesinado en Checoslovaquia, por agentes nazis, el profesor Teodoro Lessin, intelectual y pacifista de renombre, y que había colaborado con Einstein en los años veinte. Comprendió el peligro que corría y por eso, el día 8 de septiembre de 1933, salió hacia Norfolk, en Inglaterra.

Su último acto público en Europa fue un gran mitin de masas organizado por el Fondo de Ayuda a los refugiados, que se celebró en el Royal Albert Hall, de Londres, el día 3 de octubre de 1933, ante un público de unas diez mil personas.

Unos días después, Einstein embarcaría para dirigirse a un exilio del que ya no regresaría nunca.

Exilio definitivo de Einstein en los EEUU.

El 17 de octubre de 1933, Einstein llegaba a Princeton para incorporarse en el Institute for Advances Studies, en donde coincidió con un selecto grupo de científicos entre los que se encontraban los matemáticos Kurt Gódel y Alan Turing.

Al enterarse de que Einstein fijaba su residencia permanente en Princeton, el físico francés Paul Langevin exclamó

« Semejante acontecimiento solamente se podría comparar con el traslado del Vaticano de Roma al Nuevo Mundo. El pontífice de la Física cambia de sede, y los Estados Unidos se constituyen así en el centro de las Ciencias. »

En el verano de 1939, poco antes de estallar la segunda guerra mundial, en la Feria Mundial de Nueva York, se enterró a gran profundidad un recipiente de metal, al que se denominó la « Cápsula del tiempo » ; dentro de la cual se incluyeron diversos objetos representativos de la época contemporánea y, entre ellos, un mensaje de Einstein que decía así :

Nuestra época ha producido muchas mentes ingeniosas, cuyos inventos habrían podido hacer más fácil la vida de la humanidad. Cruzamos los océanos impulsados por la fuerza de las máquinas y utilizamos ya una energía mecánica que puede aliviar algún día a la humanidad de toda labor física penosa. Hemos aprendido a volar y a comunicarnos fácilmente de un extremo a otro de la Tierra por medio de las ondas electromagnéticas.

Sin embargo, la producción y la distribución de mercancías están aún totalmente desorganizadas. Todos vivimos bajo el temor de perder nuestro empleo y de sufrir privaciones. Tenemos, además, el espectáculo de personas que viven en diferentes países y que se dedican a matarse mutuamente, espectáculo que constituye otra razón para que todos los que piensan en el futuro vivan bajo el terror y la angustia. Todo esto se debe a que la inteligencia y el carácter de las masas son muy inferiores a la inteligencia y el carácter de la minoría que crea los valores reales de la sociedad.

Sólo deseo que la posteridad esté en condiciones de leer esta declaración con un sentimiento de superioridad orgullosa y justificada.

La agresión nazi se pone en marcha cuando en la primavera de 1939 Hitler se anexiona Checoslovaquia. Einstein comprobaba que sus temores a nueva guerra comenzaban tristemente a verificarse ; y el que fue gran pacifista, que conocía los problemas que planteaban los distintos nacionalismos y las distintas etnias, con las que había convivido en Italia, Suiza, Checoslovaquia, Alemania, etc., era pesimista respecto a su futuro, lo que le condujo a una postura en defensa del militarismo y del rearme como única solución contra el nazismo, que consideraba ser la causa del más serio peligro contra la cultura y la forma de vida europea, y asimismo propugnaba la creación de un superestado mundial con una fuerza militar disuasoria, como forma única de evitar la guerra entre los distintos países.

Este error de Einstein, que le hacía pensar en « militarismos buenos » y « militarismos malos », y en un superestado que aumentaría la libertad del hombre, le condujo a apoyar uno de los proyectos que más graves consecuencias ha tenido en la historia de la tecnología de todos los tiempos : el « proyecto Manhattan » para la construcción de la bomba atómica y, con ella, la aparición de la política del chantaje atómico, con características análogas al nazismo que quería combatir.

La energía atómica antes de convertirse en bomba

No entraremos en los detalles, pero digamos algo sobre el largo recorrido que ha conducido al desarrollo de la bomba atómica.

Todo comenzó cuando en 1896 el francés Becquerel descubrió la radiactividad del uranio, y cuando los Curie aislaron en 1902 el radio ; la clave teórica que posibilitó este trágico invento la dio Einstein en 1905, cuando formuló su teoría de la relatividad y, sobre todo, su fórmula E = mc2, en la que vinculaba la masa con la energía e indicaba la enorme cantidad de energía encerrada en un simple átomo.

Pero a estos antecedentes teóricos deberían seguir los estudios que en la práctica lograran la desintegración del átomo. En los primeros años de la década de los treinta, Enrico Fermi en Italia y Joliot-Curie en Francia consiguieron desintegrar átomos pesados, utilizando neutrones como proyectiles con los que bombardeaban el núcleo atómico ; en diciembre de 1938, los científicos alemanes Otto Hahn y Fritz Strassmann, que trabajaban en pleno nazismo en la Kaiser-Wilhelm-Gesellschaft de Berlín (donde había trabajado Einstein durante veinte años), descubrieron que al bombardear un átomo de uranio se producían dos de bario con lo que se había descubierto la fisión atómica y echado las bases concretas y técnicas para la construcción de la bomba atómica. Pero quedaba todavía pendiente el descubrimiento tecnológico que hiciese posible la construcción de un artefacto controlable y transportable que realizara dicha fisión.

En enero de 1939, Hahn envía a su antigua compañera Lise Meitner una copia de su estudio (Lise Meitner había trabajado en la misma institución que Hahn en Berlín, pero unos años antes se vio obligada a abandonar esa ciudad debido a la persecución nazi contra los judíos y refugiarse en Estocolmo). Lise envió una copia del trabajo de Hahn a su sobrino Otto R. Frisch, que trabajaba en Copenhague con uno de los más importantes físicos atómicos, Niels Bohr. Lise Meitner y Otto R. Frisch prepararon un informe sobre el descubrimiento y lo enviaron a una revista científica ; ambos habían comprobado la importancia del descubrimiento.

A finales de enero de 1939, Niels Bohr participa en una reunión científica celebrada en Washington. Allí expuso los nuevos descubrimientos que causaron asombro y motivaron la repetición de los experimentos a que se aludía ; a la reunión también asistió Enrico Fermi, que se encontraba en Estados Unidos contratado por la Universidad de Columbia.

Bohr visitó a Einstein en su estudio de Princeton ; los dos grandes físicos hablaron sobre la fisión y la posibilidad de producir una reacción en cadena, es decir, que la energía liberada por la fisión de un átomo se utilizara para la desintegración de otro. Einstein pensaba que esta posibilidad estaba todavía lejana.

La guerra activa y desvía las investigaciones atómicas

Las investigaciones nucleares crecieron en pocos meses ante la posibilidad de mayores descubrimientos. En particular, había en Estados Unidos un grupo de físicos europeos que trabajaban en este campo y temieron que la Alemania nazi llegara a descubrir la bomba atómica, con las trágicas consecuencias. Entre los científicos que pensaban así se encontraban Enrico Fermi (italiano) y Leo Szilard (húngaro, doctorado en Berlín) en la Universidad de Columbia, Eugene Wigner (húngaro doctorado en Berlín) en la Universidad de Princeton, Victor Weisskopf (Viena, doctorado en Götingen) en el M.I.T. (Massachusett Institute of Tecnology) y Edward Teller (húngaro, doctorado en Götingen) en la Universidad de Washington.

En la primavera de 1939, Leo Szilard redactó un informe sobre la posibilidad de construir una bomba de gran potencia utilizando la energía liberada por la desintegración atómica, y sobre la necesidad de incrementar el apoyo a las investigaciones conducentes a tal fin. Szilard y Fermi entraron en contacto con el almirante Hooper, pero en esta ocasión la Marina americana no demostró mayor interés.

A mediados de julio, Szilard y Wigner visitaron a Einstein para expresarle su temor de que Alemania se adelantase en la construcción de la bomba ; En principio había que evitar que Bélgica vendiera uranio de buena calidad, extraído en el Congo, a Alemania. Einstein podía alertar a la reina de Bélgica dada la amistad que tenía con ella desde hacía varios años.

Esta idea inicial se cambió, pensando que sería mejor dirigirse al presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt. Einstein accedió, puso todo el peso de su prestigio para convencer al presidente del país más rico de la Tierra de que construyera el arma más mortífera que jamás soñara nadie. Einstein escribió el 2 de agosto de 1939 la siguiente carta :

F. D. Roosevelt. Presidente de los Estados Unidos. Casa Blanca, Washington. D. C.

Señor : Recientemente ha llegado a mi conocimiento la versión manuscrita de algunos trabajos de E. Fermi y L. Szilard que hacen concebir la esperanza de que el elemento uranio pueda ser convertido en una nueva e importante fuente de energía en un futuro inmediato. Algunos aspectos de la situación actual parecen obligar a la Administración a una gran vigilancia y, si es necesario, a una rápida acción. Considero, por lo tanto, que mi deber es llamarle la atención sobre los siguientes hechos y recomendaciones.

En los cuatro últimos meses, la obra de Joliot en Francia y de Fermi y Szilard en los Estados Unidos ha demostrado la posibilidad -muy viable- de producir reacciones nucleares en cadena en una gran masa de uranio ; con ellas se generarían grandes cantidades de energía y de nuevos elementos radiactivos. Parece seguro que todo ello puede conseguirse en un futuro inmediato.

Este nuevo fenómeno permitiría la construcción de bombas ; y es concebible -aunque no tan seguro- que podrían construirse bombas extremadamente poderosas, de un nuevo tipo. Una sola de estas bombas, transportada por barco o lanzada en un puerto, podría destruir todo el puerto y una gran parte de sus alrededores. Puede ocurrir, sin embargo, que estas bombas sean demasiado pesadas para poderlas transportar por aire.

Estados Unidos dispone de minerales de uranio muy pobres y en cantidades moderadas. Hay buenos yacimientos en el Canadá y en la ex-Checoslovaquia ; pero los yacimientos de uranio más importantes se encuentran en el Congo Belga.

En vista de esta situación, quizá considere usted deseable establecer un contacto permanente entre la Administración y el grupo de físicos dedicados a los problemas de la reacción en cadena en los Estados Unidos. Una de las formas posibles de esta relación podría consistir en que usted nombrase para encargarse de ella a una persona que goce de su confianza y que pueda actuar de manera oficiosa. Su tarea comprendería los siguientes extremos :

1. Relacionarse con los diversos departamentos gubernamentales, mantenerles informados de la evolución de las investigaciones y hacer recomendaciones para la acción del gobierno, con particular atención al problema de asegurar un suministro continuo de mineral de uranio a los Estados Unidos.

2. Acelerar el trabajo experimental, que se realiza actualmente dentro de los límites de los presupuestos de los laboratorios universitarios ; para ello habría que suministrar recursos económicos, si fuese necesario, estableciendo contacto con personas privadas deseosas de contribuir a esta causa y obteniendo, quizá, la colaboración de laboratorios industriales dotados del equipo necesario.

Sé que Alemania ha prohibido la venta del uranio de las minas checoslovacas, sometidas actualmente a su control. Esta medida puede explicarse, quizá, porque el hijo del secretario de Estado alemán, von Weizsácker, trabaja en la Kaiser-Wilhelm-Gesellschaft de Berlín, donde se están repitiendo actualmente algunos de los experimentos norteamericanos sobre el uranio.

Su affmo. s. s. A. Einstein.

Alexander Sach, economista y consejero de Roosevelt, aceptó entregar personalmente la carta al presidente ; lo que hizo el 11 de octubre de 1939, junto con el informe técnico realizado por Szilard. Roosevelt, movido por esta carta, nombró un comité asesor sobre uranio, en el que figuraban representantes del Ejército y de la Marina americanos. Sin embargo, la reactivación de las investigaciones nucleares es inicialmente muy lenta y los fondos para ella escasos. El 7 de marzo de 1940, Einstein escribía una segunda carta al presidente Roosevelt recomendándole mayor celeridad. Hay que esperar hasta el mes de diciembre de 1941, es decir, a que entren los Estados Unidos en la segunda guerra mundial, para que la investigación atómica reciba un apoyo masivo, mediante el cual se logra en menos de un año la primera reacción en cadena, y probada ésta se crea bajo el mando del general Groves, el « proyecto Manhattan », cuya finalidad era la construcción de una bomba atómica, y el crédito concedido 2.000 millones de dólares.

Einstein no participa directamente en la preparación de la bomba, pero el 1 de octubre de 1940 recibió la nacionalidad americana, y en junio de 1943, firmó un contrato con la Marina de los Estados Unidos.

La bomba atómica, mientras tanto, estaba siendo construida, y de una forma que era fácilmente transportable. Los alemanes nazis habían desistido de su fabricación, debido a que no podían sostener el gasto que su construcción significaba en pleno estado de guerra y sabiendo que laboratorios y fábricas serían puntos estratégicos a los que se dirigirían inexorablemente los ataques aliados, como fue el perpetrado contra la fábrica de agua pesada instalada en Noruega y que fue volada por un destacamento enemigo.

En abril de 1945, Einstein se jubila y el presidente Roosevelt fallece el 12 de abril. Truman, sucesor de Roosevelt en la presidencia de los Estados Unidos, forma un Comité para que le asesore sobre el uso de las nuevas armas atómicas. Este Comité, formado por políticos y militares, estaba auxiliado por cuatro físicos atómicos que habían colaborado en la fabricación de la bomba : Compton, Fermi, Lawrence y Oppenheimer. Estos científicos eran partidarios del empleo de la bomba. Además, una encuesta realizada por Compton entre 150 científicos de la Universidad de Chicago dio los siguientes resultados : 15 por 100 partidarios de la utilización militar ilimitada de la bomba atómica ; 46 por 100 partidarios de una demostración militar, con asistencia de autoridades japonesas, con una finalidad conminatoria a la rendición antes de su empleo ; 26 por 100 partidarios de una experimentación previa en Estados Unidos ; y sólo un 13 po100 partidarios de evitar todo uso militar.

La primera explosión atómica experimental tuvo lugar el día 16 de julio de 1945 en el desierto de Alamo Gordo en el estado de Nuevo México ; su potencia era similar a 20.000 toneladas de trilita.

Y se consumó la tragedia

El 6 de agosto de 1945 (¡qué terrible 6 de agosto !) tuvo lugar la explosión de la primera bomba atómica sobre un objetivo militar : Hiroshima. A bordo del bombardero cuyo nombre, sarcásticamente, era Alegre Elena, y tripulado por el teniente Robert Lewis (quien terminó en un hospital psiquiátrico), se cargó la bomba atómica. A las ocho de la mañana se descargó sobre Hiroshima, ciudad que hasta ese momento contaba con 250.000 habitantes. Resultado : 78.150 muertos, 9.428 gravemente heridos, 27.997 heridos, 176.987 con la salud afectada por culpa de la explosión. Esto entre la población civil ; entre las tropas acantonadas en esta ciudad se registraron cerca de 150.000 muertos. Y con ser esto grave, lo peor fue el chantaje atómico, ya que con este acto se inició la carrera armamentística más colosal que haya conocido la Tierra.

Mientras esto ocurría, Albert Einstein estaba navegando a vela sobre el lago Saranac, en cuyas inmediaciones tenía una casita de campo. Su secretaria Helene Dukas le transmitió la noticia de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima, tras haber escuchado por radio el mensaje del presidente Truman. Algo turbó a Einstein, pues sólo atinó a articular un lamento : ¡qué lástima !. Y deploró el haber enviado aquella carta a Roosevelt, con la que en alguna medida se había iniciado una serie de acciones que culminarían en aquella catástrofe ; también lamentó los años dedicados a una ciencia, al parecer completamente pura y abstracta, que sólo servía para hacer comprender mejor el mundo. Esto le hizo decir que de saber los resultados « hubiera preferido ser fontanero ».

Tres días después, el 9 de agosto de 1945, se bombardeó atómicamente otra ciudad del Japón : Nagashaki. Los resultados no fueron menos efectivos : 73.884 muertos, y 76.796 heridos de gravedad.

Todo condujo a la carrera armamentista

La guerra fría iniciada entre los Estados Unidos y la Unión Soviética hacía aparecer de nuevo el espectro de una guerra mundial. Los científicos soviéticos acusaban a Einstein de ser un instrumento consciente o inconsciente del capitalismo y del imperialismo americano, pues en las circunstancias de la posguerra, un gobierno mundial significaba un Gobierno de Estados Unidos sobre todo el planeta.

En 1949, los rusos hacen estallar su primera bomba atómica ; con ello perdieron los americanos el monopolio atómico, y se inicia una carrera armamentista de dimensiones desconocidas hasta entonces : el gobierno Truman decide fabricar la bomba H (o de hidrógeno), de una potencia mucho mayor que la bomba A, hasta ese momento construida.

El 13 de febrero de 1950, Einstein participa en un programa de televisión organizado por la señora Eleanor Roosevelt, para protestar por la decisión del presidente Truman ; en esta emisión también participaron David Lilienthal y Robert Oppenheimer ; la comunicación de Einstein terminaba diciendo :

La carrera armamentista entre los estados Unidos y la Unión Soviética, iniciada como medida preventiva, está asumiendo proporciones histéricas. En ambos lados se están perfeccionando los medios de destrucción en masa a un ritmo realmente enfebrecido y dentro del mayor secreto. Y ahora se ha informado al público de que el nuevo objetivo, el objetivo que será probablemente alcanzado dentro de poco, es la producción de la bomba de hidrógeno. El presidente ha anunciado solemnemente la iniciación de trabajos acelerados con este fin. Si estos trabajos terminan con éxito, el envenenamiento radiactivo de la atmósfera y, por tanto, la aniquilación de toda forma de vida sobre la Tierra habrán entrado dentro de las posibilidades técnicas al alcance del hombre. Y lo peor es el carácter aparentemente inexorable del proceso. Cada etapa parece la consecuencia inevitable de la anterior. Y, al final de todo está, cada vez más clara, la posibilidad de la aniquilación general...

De esta forma expone Einstein la situación creada por la competencia atómica. Ante esta situación, por una parte se constituyen varias sociedades y asociaciones para la Responsabilidad Social de la Ciencia, y por otra aparece el McCarthysmo, movimiento represivo originado por la inquisidora actitud del senador McCarthy, para quien detrás de cualquier intelectual había siempre un comunista.

En 1953, en pleno McCarthysmo, cuando fue ejecutado en la silla eléctrica el matrimonio Rosenberg, acusados de espionaje atómico, Einstein publicó su libro Ideas y Opiniones, en el que se recogían sus artículos no científicos y en los que aparecen alegatos contra la limitación de las libertades humanas y en contra de los secretos en la investigación científica.

Conclusión

En estas páginas hemos querido recoger un caso dramático de responsabilidad social del científico, pero no es solo en el caso de la guerra en el que su responsabilidad alcanza graves consecuencias. Ya lo decíamos en la introducción, son muchos los campos en los que los científicos no solo deberían encontrar soluciones correctas para los problemas, sino que estas sirvieran para el bienestar de todos y no destruir o alterar dañinamente el hábitat natural, o para construir una estructura social opresora e incapaz de organizar la producción de bienes y su distribución de forma razonable.

Ciertamente no deben recaer todas las culpas de estos desordenes a científicos poco preocupados por las posibles aplicaciones perversas de sus descubrimientos, son principalmente a los gestores, privados y públicos, quienes al decidir sobre las líneas y formas de investigación, a quienes se debe pedir responsabilidad si eligen caminos perniciosos movidos por intereses particulares, abandonando otros que propiciarían beneficios generales. Pero sobre todo, todos nosotros debemos de sentirnos responsables al hacer dejación de nuestras obligaciones en la tarea de construir una sociedad mejor, y delegarlas en personas sobre las que no podamos ejercer un control eficaz y directo.