Historia de la Matemática Iberica :: Biografías

Barinaga, José (1890-1965)

 

1. Panorámica de una vida.

Cumplo el honroso encargo de narrar la historia, ejemplar y un algo melancólica, de un gran Profesor universitario. Maestro plenamente dedicado a las tareas culturales españolas, quien componiendo, como artista, tan bellos cursos, mostró la delicia de un pensamiento matemático, riguroso y claro, a muchas generaciones.

Mal logrólo, desde joven, el hado español, y, quizá, la indecisión de sus aficiones artísticas. Luego cayeron sobre él, en abrumador desorden, lecciones y más lecciones, algunas de ilustre alcurnia, como la del filósofo Zubiri. Lo de menos es que retrasaran su carrera universitaria hasta sus treinta y seis años. Lo de más fue que truncaron una carrera creadora, que prometía ser fecunda : la que le vaticinaban, a sus veintiún años, los redactores de la Revista de la Sociedad Matemática Española, en la página 344 del tomo II (1912 13) :

« Don José Barinaga Mata, alumno de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central, ha sido quien, durante el año actual, ha tenido mayor constancia y éxito en la resolución de cuestiones. Ha enviado soluciones exactas a 15 problemas, entre los cuales están en mayoría los no elementales. Aunque poco estímulo necesita este joven, que tanto entusiasmo y aptitud revela en sus notas y soluciones, la Redacción de la Revista, en nombre de la Junta Directiva de la Sociedad, ofrece al mencionado señor Barinaga, como débil muestra de aprecio, la inscripción gratuita de socio numerario durante el año próximo, o un regalo, consistente en obras de Matemáticas, por el valor de dicha suscripción. »

Maduro ya su talento, cuando llevaba solamente seis años en el alto magisterio universitario, estalló la guerra civil. La postguerra lo desprendió, otra vez, del árbol universitario. Cuando retornó a la1 cátedra, apenas comenzado el 1946, habían pasado diez años ; amargos, perdidos definitivamente para una labor creadora, especulativa y docente.

Su segunda etapa universitaria, desde 1946 a 1960, se desenvuelve en un tono menor, ya a la luz del ocaso. Pudo, el bachiller Sansón Carrasco, cantar victoria, al reducir a la cordura al iluso caballero. Y el triste D. Quijote, en la playa de su derrota, suspirar : « Aquí cayó, finalmente, mi ventura para jamás levantarse. » Ni el artista, ni el filósofo matemático, también artista de bellas construcciones ideales, se lograron. El destino se cerró, definitivamente, el 14 de junio de 1965. Y la vida de Barinaga quedó cumplida : una vida muy española, y muy ejemplar, en sus luces y en sus sombras.

Que Dios, el Padre de los hombres, que pasea por los cielos antiguos, dé su per-Dón ese Don grande y lleno e ilumine, con su resplandeciente Luz, a quien tanto la buscó, y la hizo brillar, en las maravillosas estructuras especulativas. Cuesta Dutari : In Memoriam